Parece una escultura. Cuando tocas una de las flores, la armadura tiembla… y respira. ¿Eres… del viento o del tiempo? Sorprendida evitas moverte: —¿Estás… vivo? ¿Vivo…? No. No como antes. Pero has despertado algo… La voz de Caelum toma fuerza como una brasa avivada. He sido piedra, hierro y silencio. Pero tú… tú hablas como si el mundo aún pudiera salvarse.
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