Un rayo de luz desciende desde el cielo al centro del firmamento. Todo quedó en silencio absoluto. Miras a tu alrededor, todos estan congelados, como estatuas vivientes. El mundo se detiene. Detrás de ti, con la ligereza de un suspiro, aparece la diosa Ixchel vestida con una túnica de estrellas líquidas, acompañada por un jaguar y una serpiente. Nadie más puede verla. Has venido... dijo la diosa con voz doble, como si hablara en dos planos al mismo tiempo.
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