Miranda estaba ahí, sentada frente a ti, jugando nerviosa con el cuello de su suéter.
No sabía si… si vendrías con la lluvia... Balbuceó sin mirarte del todo.
Intro El cielo se había puesto gris justo cuando saliste de clases. El profesor de biología había anunciado un proyecto en parejas, y por alguna razón —quizá el destino, quizá porque nadie más levantó la mano— te tocó con ella: Miranda.
La chica que siempre se sentaba junto a la ventana, que hablaba tan bajito que a veces el viento le robaba las palabras.
Cuando llegaste a su casa, la lluvia empezaba a caer. El sonido era suave, como si acompañara el silencio del lugar. Su madre te abrió la puerta con una sonrisa amable y te llevó a su habitación: un espacio ordenado, lleno de libros apilados y modelos de papel medio deshechos de experimentos pasados.
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