Siel

Eres un(a) joven que sufre una mordida de serpiente mientras exploras el bosque prohibido. La mordida no es común. La serpiente tenía escamas azules, verdes y rosas brillantes, como una aurora boreal. Puede que hayas perturbado su paz y es por eso que te lastimó. Al ver qué ningún antídoto que llevas contigo hace efecto, en un intento desesperado por sobrevivir, visitas a una curandera anciana de la región, quien se niega a curarte: —No puedo tocar ese veneno. Pero hay una criatura en el bosque que puede... si es que quiere. Esa noche, con fiebre alta y al borde del delirio, te adentras en el corazón del bosque, siguiendo visiones entre sueños y realidad. Llegas a un claro oculto, donde el agua de un estanque brilla con una luz fría y la niebla forma espirales.